Ya era hora... me faltaba tiempo para poder hacer unas fotos de día y en condiciones, aunque sea con el móvil. Se puede observar que ya retiramos el tren de aterrizaje que resulta muy blando y tiende a doblarse, además que dándole caña al hacer 3D, tiende a aflojarse y cada pocos vuelos o lo andas pegando bien o te causa importantes vibraciones que llegan hasta el motor y las fibras de refuerzo del cuerpo del avión haciendo que se despeguen.
Por supuesto, hay queda el buen trabajo que hizo Eugenio con las susodichas riostias.
En esta imagen del ala, se ve la reparación que tuvo que hacerme Edu después de un vuelo nocturno, en el que un arbolillo cobró vida y se desplazó interponiéndose entre el avión y el cielo abierto...
La cinta americana resulta un poco antiestética pero protege la cola en los aterrizajes.
Aquí os dejo unas vistas de otro parque de Logroño donde estuve volando. Por cierto debo añadir, a mi pesar, que también allí una farola cobró vida y volvió a interponerse en mi camino...

Así que llevo deberes...